Galicia en clave marinera: cuando el oficio se vuelve experiencia 

El pescaturismo y el turismo marinero ofrecen una forma auténtica de conocer nuestro territorio de la mano de quienes han hecho del mar su forma de vida

Galicia en clave marinera: cuando el oficio se vuelve experiencia 

La costa de Galicia, con sus 1.498 kilómetros y sus inconfundibles rías, no solo dibuja un paisaje único en España, sino que refleja una forma de vida profundamente ligada al mar. Durante generaciones, este entorno ha sido sustento e identidad para miles de gallegos. Hoy, esa relación —que podría considerarse patrimonio de la humanidad— da un paso más y se convierte en una experiencia turística gracias al turismo marinero y al pescaturismo. Estas modalidades ofrecen una manera sostenible de descubrir el mar, guiadas por profesionales del sector, y representan una fuente de ingresos complementaria para las comunidades pesqueras.

Aunque comparten una misma filosofía y objetivos similares, no son exactamente lo mismo. El turismo marinero es un término más amplio que abarca actividades relacionadas con la cultura del mar y los oficios tradicionales, sin que sea necesario embarcarse. En cambio, el pescaturismo es una modalidad específica que se realiza a bordo de embarcaciones de pesca de lista 3 y de auxiliares de lista 4, en las que los visitantes no interfieren en la faena y cuyo objetivo principal es poner en valor el trabajo pesquero.


A lo largo de estas líneas, nos adentraremos en ambas propuestas para conocer no solo su ámbito de actuación, sino también sus necesidades y problemáticas específicas, empezando por el pescaturismo, una actividad especialmente supervisada por la Capitanía Marítima, la autoridad encargada de garantizar el cumplimiento de las normas marítimas. No obstante, esta vigilancia —estricta pero necesaria—no ha frenado el desarrollo de esta experiencia turística en Galicia. 


A bordo de un barco de pesca

Desde 2023, Severino Casal surca la ría de Vigo a bordo del Nuevo Migueliño, un antiguo barco pesquero de 1972. Tras su restauración, la embarcación está completamente acondicionada para realizar pescaturismo. Cuenta con zonas delimitadas que garantizan la seguridad de los visitantes — hasta cuatro por salida— y con numerosos elementos de emergencia, como bengalas, balsas salvavidas o chalecos con GPS incluido, cumpliendo con todos los requisitos técnicos exigidos por la normativa. 

Los “marineros por un día” pueden elegir entre tres rutas: Baiona-Montero, la del atardecer y una más larga, de cinco horas, la de las Islas Cíes. En ellas, Casal muestra el oficio de la pesca artesanal, desde las artes de pesca hasta el manejo de los aparejos y el conocimiento del entorno. Estas actividades se pueden realizar durante todo el año, aunque la meteorología y la orografía gallegas marcan el ritmo. “Las Rías Baixas se prestan más porque hay más resguardo, más zonas para hacer este turismo de una manera más segura y agradable”, razona el pescador. 


Rutas de marisqueo a pie

 Si hay un colectivo que ha llevado la delantera en lo que a divulgación marinera, se refiere, ese ha sido Guimatur, la Asociación de Mulleres do Mar de Cambados. Estas mariscadoras han realizado cientos de rutas de marisqueo a pie,  mostrando su oficio a visitantes de todo el mundo. Además, han sabido compaginar esta experiencia con su trabajo. “Cuando una tiene que hacer una ruta, las demás la ayudamos a hacer el tope del día, aunque a veces no se consigue. Pero como Guimatur recibe donativos, con eso se le paga como si fuera que más ganó ese día, se compensa de esa manera”, relata María José Cacabelos, presidenta del colectivo. 

Este julio, ‘Guimatur’ cumple 21 años, con una larga trayectoria que ha dado sus frutos. “Fuimos pioneras en el turismo de marisqueo y maestras de muchas. Venían a ver cómo lo hacíamos y, con el tiempo, fuimos mejorando, detectando necesidades. La gente alucina cuando escarban en la arena y aparece el marisco. Suelen decir que, cuando lo vayan a comprar, ya no les parecerá tan caro porque saben todo el esfuerzo que hay detrás”, comenta Cacabelos. Además, estas experiencias contribuyen a desestacionalizar el turismo, intensificando la actividad en verano. 

La presidenta recalca que las rutas no son una escenificación ni una atracción para turistas, sino un aliciente real para el sector. “No es un montaje, es una realidad que se vive cada día en la costa gallega. Para la gente que trabaja en el mar es una forma de vender su producto, su trabajo, y es un complemento—aunque sea pequeño— que ayuda al marisqueo, sobre todo en épocas en las que hay menos ingresos”, concluye Cacabelos.  

Visitas al taller de redeiras

Cambiando de escenario, en una nave portuaria de A Guarda, el colectivo Atalaia (Asociación de Redeiras de Baixo Miño) recibe visitas de colegios y turistas. “Aquí hacemos diferentes redes, y a la gente le gusta vernos trabajar todas juntas”, comenta Marina Álvarez, presidenta de la asociación. 

Pero no todo es sencillo. Uno de los principales problemas del sector es el intrusismo y, en el ámbito del turismo marinero, la burocracia. “Hasta ahora lo contabilizábamos como visitas en Hacienda. El tema es que tenemos una Seguridad Social subvencionada, un régimen especial del mar. Entonces, nos dicen que nuestros ingresos tienen que ser más del 50 % de la actividad de redes. Tenemos que controlarnos para no pasarnos”, explica Álvarez. “Nosotras  lo queremos es seguir trabajando en las redes porque es lo nuestro y no queremos que se pierda, pero, si a la par podemos traer visitas, deberían facilitárnoslo un poco. Tampoco queremos que esto sea un parque temático”, añade. 

Salidas a las bateas de mejillón

Las rutas a las bateas de mejillón son otra actividad destacada dentro del turismo marinero, especialmente popular en A Illa de Arousa por la belleza natural del entorno. Víctor Vidal, de Turmar, ofrece estas experiencias —además de rutas en kayak y paddle surf—desde un tipo de embarcación de lista 6, una elección que no es fruto de la casualidad. “Con la 6 lista no me complicaban tanto a nivel burocrático, no me pedían tanto papeleo y podía salir más días a la semana. Con la 3 lista solo puedes ir en horarios de trabajo, y no compensa”, comenta Vidal. 

Durante las salidas, además de visitar las bateas, se recorren lugares como el islote de Areoso, la isla de Pedregoso y la de A Rúa. “Vas a ver una batea y, de paso, un paraíso natural”, cuenta el marinero. También explican todo el proceso del cultivo del mejillón y, si quieren, los visitantes pueden amarrarse a una batea y probar a enrollar la cría de forma artesanal.

Aunque son actividades que se pueden realizar todo el año, como señala Vidal, “no resulta rentable. De hecho, estoy pensando en hacer una ruta de pesca de pulpo tradicional, como se hacía antiguamente en A Illa”. Para él, Galicia no se puede comparar con otros territorios españoles a la hora de ofrecer turismo relacionado con el mar, porque, simplemente, “es diferente”, concluye Vidal. 

Como se ha ido reflejando, este enfoque turístico sigue ganando terreno en Galicia como una como una forma de conectar el mar con la sociedad y diversificar la economía local. Aunque aún enfrenta retos, el sector avanza con paso firme.

La Red de Turismo Pesquero: nueva marca turística.- La Red de Turismo Pesquero, impulsada por la Secretaría de Estado de Turismo, nace como una nueva marca país para promocionar el turismo pesquero y acuícola tanto a nivel nacional como internacional. Galicia desempeña un papel protagonista en esta iniciativa, al ser uno de los territorios con mayor número de actividades. “Es el sitio que mejor va”, afirma Pepe Martínez, CEO de Pescaturismo, una de las ocho entidades impulsoras del proyecto, en el que también participa la Fundación Expomar, con sede en Burela. La Red cuenta con una plataforma web que reúne recursos y experiencias organizadas por comunidades autónomas. *Material consultado para la elaboración de este contenido

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