Vista: A la vista está que no son las típicas cabañas que tanto han proliferado en los últimos tiempos en Galicia. Su arquitectura nos lo deja claro desde fuera –con el empleo de materiales contemporáneos que encajan a la perfección en la finca– y, por dentro, con una decoración que mantiene los estándares de calidad y singularidad del hotel matriz, de ambiente colonial. 

Nariz: Estas seis villas o suites exteriores (de unos 50 m2 cada una, dobles y con baño privado) comparten las zonas comunes del 1930 Boutique Hotel, como la piscina o el comedor, pero tienen personalidad propia. Dotadas de todas las comodidades y de la última tecnología, desprenden elegancia y confort a partes iguales; y su acogida ha sido tal que la propiedad ya piensa en ampliarlas con media docena más.

Boca: El “room service” que se ofrece en estas suites va acorde con la propuesta, con una carta de snacks y vinos personalizada, diferente a la del hotel. Y aunque los desayunos se sirven de momento en el edificio principal, la intención es –de cara a temporada baja– diseñar unas cestas especiales e incluso complementar la estancia con visitas a empresas alimentarias de la zona.